Un mineral se puede formar a partir de los siguientes
procesos:
- Magmatismo: este proceso es el responsable del
origen de la mayoría de los minerales.
El magma está compuesto por silicatos fundidos -a una
temperatura superior a 1360°- que se originan dentro del manto
y la corteza terrestre. A partir de ellos se forman las rocas
ígneas por cristalización.
Durante el enfriamiento del magma hasta su consolidación como
roca ígnea se suceden distintas etapas, las cuales generan
diferentes minerales. Por ejemplo: el oro, el platino, el
diamante, el hierro, el cromo, el níquel, el cuarzo y los
feldespatos, entre otros, son minerales de origen magmático.

Fuente: Atlas de Geología. Font-Altaba y San
Miguel.
- Meteorización: se la define como el proceso de
desintegración o disolución “in situ” de rocas preexistentes
debido a agentes externos tales como lluvia, viento, hielo,
animales excavadores, etc.
La meteorización libera muchos minerales de la roca que es
atacada por alguno de los agentes exógenos nombrados. Estos
minerales son transportados en solución (por ríos, mar) o mecánicamente
(por acción de agentes exógenos: viento, lluvia, etc.) hacia
cuencas sedimentarias o bien se acumulan formando depósitos de
minerales de interés económico o industrial. También tienen
lugar procesos orgánicos como el crecimiento de plantas y
animales, a partir de los cuales se forma
hulla o petróleo.
Ejemplos de minerales originados por meteorización son
arcilla
y
bauxita.
- Metamorfismo: este proceso implica la
transformación o metamorfosis de una roca en otra llamada
“roca metamórfica” como consecuencia de cambios de presión o
temperatura.
Las nuevas rocas así formadas sufren cambios estructurales y
mineralógicos.
Los minerales existentes se transforman en otros que son
estables en las nuevas condiciones de temperatura o presión.
Ejemplos de minerales metamórficos son
cianita,
almandino,
sillimanita, etc.
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