Las algas ocupan el
primer eslabón de la cadena alimenticia en el ambiente acuático. Son
productores primarios capaces de elaborar sustancias orgánicas a
partir de sustancias inorgánicas, transformando la energía luminosa
que proviene del sol en energía química. Esta es la esencia de la
fotosíntesis.
Las algas que forman parte del fitoplancton son aquéllas que
viven libres en la masa de agua. Ellas sirven de alimento al
zooplancton, del que luego se nutren distintos tipos de carnívoros.
Este ciclo se cierra por acción de los hongos y bacterias que
descomponen la sustancia orgánica en elementos y compuestos
inorgánicos.
En cambio, las algas bentónicas son las que crecen fijas al
sustrato, tanto en el ambiente marino como en el de agua dulce,
cumpliendo un rol similar al del fitoplancton.
Además de ser el primer eslabón en las cadenas alimenticias, las
algas del bentos tienen un papel muy importante en la organización
espacial de las comunidades marinas. Las más pequeñas forman
céspedes y son accesibles a los organismos que se alimentan raspando
el fondo. Las más grandes -como los bosques de
Laminariales- proveen
de apoyo y refugio a los animales que caracterizan comunidades
complejas. Estos pueden desarrollarse entre las algas, bajo su
dosel, sobre su superficie y aún en galerías que perforan dentro de
las más voluminosas.
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