El acceso y la abundancia de algas son los factores que determinarán la
viabilidad comercial de las diferentes poblaciones potencialmente útiles.
Otros factores a tener en cuenta son el costo de la cosecha, su secado, el
transporte, los insumos químicos para su elaboración, la provisión de agua dulce y las medidas de
protección ambiental.
Las algas para alimentación son producidas principalmente en China,
Japón y Corea. Alrededor del 94% de ellas se obtiene por cultivo.
Las alginofitas son recolectadas en unos quince países, seis de los
cuales realizan más del 80 % de las cosechas.
El 20 % de la materia prima de carragenofitas es obtenido de
poblaciones naturales de unos doce países de la zona del Pacífico. El
resto proviene del alga Eucheuma
obtenida en cultivos realizados fundamentalmente en Filipinas e
Indonesia.
En Argentina se han producido harinas de algas en base a
Macrocystis
cosechadas en Santa Cruz y en Chubut. Se exportaron a varios países -entre
ellos a Francia- para ser usadas como fertilizantes y forraje. Actualmente
este comercio ha disminuido debido, en parte, al gran desarrollo de la
acuicultura en China. Allí se produce Laminaria como materia prima para
alimentación, con enormes excedentes que se derivan a la producción de
alginatos. También hay materia prima para alginatos proveniente de
Lessonia de la costa chilena y de los bosques de Macrocystis de
California. Estos bosques se han recuperado luego de varios períodos de
desastres naturales y están siendo excelentemente manejados y
aprovechados.
Sin embargo, Gracilaria ha sido durante décadas la principal especie
explotada en el país.
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